Actualmente, unas 15 empresas uruguayas se han certificado como “Empresas B” y otras tantas han iniciado el proceso para convertirse en empresas que quieren “ser parte de la solución, que entienden que su rol puede ayudar a solucionar desafíos sociales, ambientales o económicos”.
En diálogo con Puentes, Bebo Gold, director ejecutivo de Sistema B, consideró que cada vez más, las empresas entienden que “también hay un negocio posible en la búsqueda de solucionar tema sociales o ambientales”. Por eso, buscan conformar un ecosistema de empresas que ayuden a aportar para los desafíos de la sociedad uruguaya
¿Qué son las “Empresas B”?
Empresas B son empresas que buscan ser parte de la solución que entienden que su rol puede ayudar a solucionar desafíos sociales, ambientales o económicos. Hablamos de triple impacto.
Las empresas B, son como las nuevas ONG, aunque su core de negocio, a diferencia de las ONG, es con fines de lucros. Son empresas, no organizaciones civiles. Buscan que el impacto que tengan como empresa sea siempre el mejor posible. Si, por ejemplo, comercializa productos que tienen impacto negativo en el amiente, va a buscar siempre mejorar su producto. Es el caso de Salus, que también es una empresa B. Gran parte de sus productos son plástico, pero hoy busca que sus plásticos no sean vírgenes, si no plástico reciclado y por eso ahora logran que sus botellas sean 100% plástico reciclado. Y por otro lado va a ayudar, empujar y acompañar todos los procesos posibles para que ese producto, cuando salga al mercado, vuelva a la circularidad. A ser de vuelta material prima.
Entonces, son empresas que entienden que su rol puede ayudar a solucionar desafíos sociales y ambientales.
Pero en Sistema B, tenemos dos líneas de trabajo concretas e importantes. Uno es acompañar a las empresas que quieren certificarse como empresas B.
Y otra muy importante es acompañar a las empresas y grandes empresas, importantes del país, en transitar este camino de la sustentabilidad, de transitar el camino de incorporar buenas prácticas en sus empresas y acompañar los objetivos de desarrollo país. O sea, que estas grandes empresas no necesariamente se certifiquen. Por eso creamos el Consejo Empresarial B, donde tenemos conversaciones con el sector privado, desde los tomadores de decisión que son los que integran el consejo empresarial, para acompañar lo que se necesita para lograr a nivel país. Y que no sea una preocupación única del gobierno. Si no que creemos que es necesario entender esa situación y ponerse a disposición de acompañar juntos hacia esos cambios.
Por eso nos hemos reunido con ministros, con organizaciones multilaterales, etc., para poder entender hacia dónde va el Ministerio de Ambiente en materia de cambio climático, por ejemplo. Hacia dónde va el Mides en estos temas. Nos juntamos con ellos, conocieron a empresarios que tienen la capacidad y la disponibilidad de decir “nosotros como sector privado queremos acompañar los objetivos a nivel país que tengan”. Para aportar a las políticas públicas. Históricamente, cuando ya no se puede más viene una ley de la bolsa, se baja una ley y hay que acatar. Pero ¿qué pasaría si en realidad los empresarios acompañan realmente las necesidades o el compromiso que Uruguay tendría que asumir para poder generar los cambios necesarios hasta esas soluciones ambientales o sociales? ¿Qué pasaría so todas las empresas tuvieran la posibilidad de incorporar equidad de género, personas con discapacidad, trabajar bien los temas salariales, acompañar los proyectos de gobierno? En lo ambiental también. ¿Qué tiene que hacer mi empresa para poder bajar las emisiones? ¿Tener vehículos eléctricos? Perfecto. Hay un plan del MIEM que como sector privado queremos acompañar. ¿Cómo ayudo a los empresarios a tener más vehículos eléctricos y menos vehículos? Ahí entra la financiación bancaria, los empresarios que quieren emprender ese camino, etc.
Cómo es el proceso para que las empresas puedan certificarse como Empresas B. ¿Cualquier empresa puede aspirar a ser una empresa B?
Hay empresas que ya nacen con la intención de ser Empresa B, o de ser parte de la solución. Hay empresas que se crean específicamente para solucionar desafíos sociales y ambientales. Ahí es donde yo digo que es la nueva ONG. Hay personas, inversores y emprendimientos que entienden que también hay un negocio posible en la búsqueda de mitigar, solucionar algún tema social o ambiental. Hay empresas que venden galletitas y, en realidad, lo que hacen es darles trabajo a personas en situación de vulnerabilidad específicamente y/o personas con discapacidad. Y el hecho de que ellos generen buenos productos para vender, en realidad lo que están haciendo es encontrar una solución social para todas esas personas.
Pero también hay empresas que hoy en día ya están funcionando y hace muchos años trabajando y que tienen la posibilidad de migrar o certificar como empresa B. Cuando hablo de migrar, hablo de migrar hacia un modelo de negocio de impacto. Transitar este camino en el que venimos, de una economía muy lineal (usar, tirar, no pensar tanto cómo mi empresa, como modelo de negocio, puede ser algo positivo). Entonces, lo que pasa con las empresas ya establecidas hace muchos años es que empiezan a migrar hacia un modelo de negocio de impacto y eso los lleva a poder certificarse como empresa B.
¿Cómo se certifican para llevar adelante ese proceso que les permita certificarse como Empresa B?
Sistema B es parte de un movimiento global que se llama B Lab, que tiene origen en Estados Unidos. Ellos crearon la certificación de empresas. Sistema B es uno de los global partner de B Lab. B Lab desarrolló una herramienta que se llama evaluación B, a la que las empresas pueden acceder de forma gratuita en la web. Son unas 200 preguntas que se cargan de acuerdo al sector y al perfil de la empresa. Estas preguntas abordan de manera transversal todos los ejes de la compañía: lo que hace a gobernanza, al impacto social, ambiental, a la comunidad y a los trabajadores.
Te van interpelando y permiten que te puedas medir, que saques una foto de cómo está tu empresa hoy en día impactando. Pero a su vez, la herramienta tiene una opción constante de mejoras. A medida que vas respondiendo te deja un espacio para que puedas mejorar determinado aspecto. Porque las preguntas tienen puntajes. Y a medida que las vas respodiendo, te van dando un puntaje.
Para poder certificarte como empresas B, tenés que tener mínimo, al responder esas 200 preguntas, de 80 puntos. Y ahí te ponés en contacto con la certificadora que es B Lab. Ellos toman contacto contigo y recorren el último paso que es el de la certificación. Quien quiere ser empresa B tiene la posibilidad de acceder a esa herramienta de evaluación y recorrer ese camino. Lo que hacemos desde sistema B es que los ayudamos en todo ese proceso: cargar el perfil, conocer toda la información, tenemos talleres y personas que se capacitaron para ayudar en ese proceso de evaluación, etc.
Y esa herramienta es la que te ayuda a certificarte, te ayuda a medirte cómo estás y también te da indicadores para poder transitar el modelo de negocio de impacto. Lo que antes era Responsabilidad Social Empresaria (RSE), lo podés empezar a ver como parte del core del negocio. Que es lo que promovemos desde empresas B: migrar desde la RSE a que eso sea un activo de tu compañía. Porque si es un activo de tu compañía, lo vas a hacer siempre, no solamente cuando te va bien. Ser parte de la solución es parte de la vida de la empresa.
Fuente: puentes.uy